Encuentro con Yolanda de Guzmán

Nos recibe en la ONG Suyay la chica peruana que cuida la casa, Doris, que tiene dos niños, Wilder y Ángel.
En la entrada de la vivienda de Suyay, aparece un bonito mural, alusivo al significado en quechua de esta palabra, que significa Esperanza.
Rafael y yo llegamos a Puente Piedras a las cuatro de la tarde.
Yolanda llega sobre las cuatro y media, aproximadamente, con sus amigos de la Agencia de viajes que tienen en Lima, ciudad.
Estábamos en la puerta, aguardando a nuestra anfitriona y allí disfrutábamos viendo un abeto traído de España.para festejar la Navidad.
Yolanda llega resplandeciente, supersonriente. Tiene el cabello rubio, con mechas, me parece, muy modelna ella y se parece bastante a su hermano Francis, sacerdote fundador de la ONG Zercaylejos, con la que he colaborado estos tres últimos años; ambos dos pertenecen a la comunidad misionera del Verbum Dei.
Yolanda es morena, muy bronceada de piel; parece una mujer muy resistente y tiene unos coloretes en la cara muy sanotes. Su complexión es robusta. Llega ataviada con forro polar abrigadito de color verde pistacho y zapatillas de deporte de color marrón de diseño muy actual. Charlamos en la puerta unos momentos, nos presentó a sus amigos, que se fueron enseguida a seguir con sus gestiones en la Agencia de viajes y otras .
Yolanda tiene una perra para la vigilancia de su casa y todo el espacio de la ONG, se llama Ñusta, que significa princesa en quechua. Es una perrita muy tranquila, de color claro, castaño claro casi marfileño.
En el pasillo de entrada vemos dibujos hechos por los niños que vienen a repasar a la bibliotecade esta ONG con los que han diseñado un calendario. Así les vemos en sus diferentes actividades, resulta muy artístico y original. Aquí los niños viene a repasar, leer, jugar…
Y Yolanda nos muestra el espacio que ha creado para adultos, para alfabetización. Tiene una sala de ordenadores, unos doce, más o menos, bastante obsoletos y que se estropean muy a menudo…¡Pero menos da una piedra! Les saca, no obstante, un buen rendimiento para alfabetización y educación de adultos.
Nos cuenta, toda dicharachera, que han estado hasta hace unos pocos días unos voluntarios de España que ahora están viajando por el Perú. Duermen en la sala de usos múltiples, que además de dormitorio, suele ser la sala de ludoteca para los niños.
Ñusta se muestra muy mimosa conmigo y la acaricio bastante. Es una perra joven, dinámica y despierta, juguetona por demás.
Tras mostrarnos los espacios comunes, Yolanda nos acoge en el pequeño espacio que conforma su casita. La salita de estar la preside, al frente, una dulce imagen de la Virgen María y el Niño. Debajo, la Biblia abierta en una lectura concreta, clara muestra de ser un libro sagrado y de trabajo y guía para Yolanda.. A la derecha hay una pequeña estantería con unos cuantos libros y a la izquierda nos hallamos con una mesa de comedor o de trabajo donde se vislumbra el ordenador portátil y unos cuantos libros de consulta.
Nos acomodamos en las sillas y charlamos durante mucho rato sobre todo su Proyecto.
Yolanda me suscita tanta confianza que le pregunto todo lo que me interesa, por ejemplo, de su separación de su congregación y de la formación de esta ONG.
Me relata cómo la comenzaron ella y una monja mayor que ella, de cincuenta y tantos o sesenta años, que murió el año pasado de cáncer.
Básicamente, ellas no quieren dejarlo todo a la Providencia divina y creen en su propio trabajo para mantenerse y crear misiones. Esta es su seña de identidad frente a las monjas de su congregación.
Yolanda me describe cómo ya con 17 años sintió la vocación religiosa. Su primera misión fue a Rusia. Allá aprendió mucho de la fortaleza y espiritualidad rusa. Maduró muchísimo. Atravesó muchas dificultades para conseguir permiso. El obispo tiene que justificar que hay creyentes católicos en ese país para poder crear el visado de estudiante. Después Yolanda estuvo en Brasil, en Salvador de Bahía, viviendo en favelas. Allí, vivió con máxima austeridad. Compartía con la gente humilde, entregada y abierta a l aprendizaje. Una persona de allá te puede dar algo, una bebida, o comida, es decir, cualquier cosa extra que reserve para una ocasión especial y lo entrega generosamente al invitado
Estos detalles son realmente conmovedores y a Yolanda casi se le desprenden las lágrimas al contarnos estas vivencias tan generosísimas de estas personas tan humildes, tan precarias y tan ricas de alma, paradógicamente.. Como supondreis, es otra mentalización de los bienes y la propiedad diametralmente diferente a nosotros, tan apegados a nuestros bienes y pertenencias.
En esta época ,nos cuenta Yolanda, se sentía con una fuerza espiritual increíble. Oraba con Dios y le decía: si me he casado contigo, qué más da acá o allá, donde la voluntad divina propicie.¡Qué testimonio tan auténtico y palpitante!
Tras un largo rato de conversación y bromas, en tono dicharachero, al retortero la perrita Ñusta y su amplio anecdotario de domesticación, Yolanda nos preparó una infusión y un gran plato de rico chorizo de España, traído por los últimos y más recientes voluntarios, apartando sus pertenencias de la mesa y colocándolas en las estanterías o huecos espaciales sobrantes de la salita de estar.
Mientras damos buena cuenta de plato tan exquisito, aunque no hace ni una semana de nuestra venida a este país, Yolanda nos habla de Iquitos y sus experiencias en la selva. Como ella es impulsiva, confiada, se lanza a viajar a casas de nativos que la invitan a conocer ese espacio y la entregan todo( Como veis, mucho más desprendidos y generosos que nosotros, en nuestra cultura europea de clase media acomodada).
Nos habla de la pobreza en la selva del norte de Perú. Allá, padecen inundaciones y no tienen comida que dar a sus hijos. Lo cuenta Yolanda como estos golpes terribles de la vida y se le saltan emotivamente las lágrimas de nuevo de sus ojos, a esta mujer tan sensible, a la vez que tan fuerte y entera, entregada en su amor a Dios y los Hombres. Al verla, se me contagia su emoción de tan vívida, espontánea y natural que la percibo, tan cargada de una profunda humanidad y un sentir con el otro y padecer sus desgracias.
Verdaderamente, Yolanda es una mujer carismática, lo que cuenta te lo trasmite con tal profundidad y viveza que anhelas trabajar a su lado y por sus mismas causas. Disfruto de su fortaleza, tan centrada en la Fuerza que emana de Dios, su Dios, la admiro y siento una poderosa atracción por las causas y Proyectos que gestiona y defiende.
Yolanda ahora está viviendo de sus ahorros.
Para gestionar con fondos económicos la ONG, Suyay, entre otras cosas, venden camisas, tanto en España como en Perú, no sólo ella sino sus más allegados colaboradores voluntarios. Yo la encargo que me traiga una pues la frase de Eduardo Galeano que está escrita a la espalda me llena profundamente: Tú puedes cambiar ,si quieres, un poquito el mundo, eso ya merece la pena, contribuir a trasformar la realidad en la que vives.

Ya conectar con esta actitud es todo un lujo.
Yolanda nos muestra collares y pendientes artesanos que confeccionan las mujeres a las que ayuda..Nos cuenta cientos de cosas, sin acaparar la conversación, por supuesto, compartimos los tres: Rafael, ella y yo experiencias, ideales y sentimientos..
Se nota que los tres estamos a gusto unos con otros.
A Yolanda le encantan las galletas smack, las que nos puso junto con la ración de chorizo y todos saboreamos, mientras charlamos animadamente, estas ricas galletitas.
Yolanda tiene un proyecto para ayudara en la zona de Iquitos, pero ha visto que aún no es el momento, por una serie de problemáticas que no se resuelven y circunstancias que no propician este trabajo.
A estas alturas de su vida entregada y altruista ya tiene bien comprendido y asimilado que las cosas hay que encajarlas como vienen y los Proyectos saltan y fructifican cuando están maduros para emprenderlos con éxito. Hay que abandonarse a la confianza en la Providencia divina.
A instancias mías, nos explica la forma que tienen de trabajar en Equipo en la congregación del Verbum Dei para mandarles a un sitio o a otro. A veces, la obediencia provoca pequeñas crisis que se superan con la oración y depositando la confianza en el Ser divino, en Dios .
Tiene gran fortaleza interior y se halla en buenos momentos, nos confiesa Yolanda.
Nos habla de un joven que fue niño de la calle y fue allá, a alegrar a los niños de Suyay con técnicas malabares, de payaso y otras gracias similares. Este joven hombre hoy en día es muy rico, pero trabaja ayudando a los niños de la calle, sensibilizado con el problema ya que él mismo estuvo inmerso en esa problemática y no la quiere olvidar, sino que quiere apoyar a los más necesitados. Como es lógico , no se olvidan fácilmente los trances por los que uno ha pasado y los ha superado, si se está agradecido a la Madre tierra, la Pacha mamá se dice por acá.
Nos cuenta que celebraron la semana pasada la fiesta del segundo aniversario de la creación de la ONG. Yolanda considera que hubiera sido genial que hubiéramos podido estar allí para contar cuentos y animar con dinámicas a los niños. No obstante, prepara un encuentro con niños para nuestra vuelta a Lima, tras el mes y medio que viajemos por los demás puntos previstos en nuestro viaje peruano. Concretamos que a partir del 23 de agosto ya podría contar con nosotros. Yolanda necesita que la concretemos con mucha anticipación para poder reunir el máximo número de niños posible.
Los niños, nos cuenta Yolanda, quieren entrar a este espacio amoroso de Suyay constantemente. Organiza talleres creativos y artísticos de todo tipo: aportaciones en la familia, autoestima para las mujeres. Así, por ejemplo, organizó uno en el que se realizaba un collage con la repartición previa de manos de papel, para pegar, corazones y otros elementos que se complementaban.
El valor que quieren trasmitir es que todos somos uno y nos debemos ayudar porque lo que hace uno repercute en los otros.
Al vivir a diario tanta miseria nos confiesa la propia Yolanda que ella necesita ir a la Lima de clase media y alta, al barrio de Miraflores y alrededores, para compensar un poco la visión terrible que genera la pobreza y poder mirar con más optimismo la Vida ya que , contemplando estos otros barrios, se puede uno esperanzar con la prosperidad y cambio futuro de la sociedad a mejor en todas las capas sociales.
Por eso nos propone visitar esa zona mañana al comentarle yo lo afectada y tocada que me había quedado tras nuestra incursión y contacto con el distrito del Rimac: sobre todo, la zona pegada al río que recorrimos con nuestra emblemática y entregada Berta,( a la que ya le he dedicado otro relato, el primero de la serie de Lima) con la visión de las mujeres drogadictas que habitan en covachas, en rocas o enormes piedras dentro del río( ahora muy seco) y que están expuestas, en la subida del río, como así pasa, por enero y febrero, a ser devoradas, arrastradas, con sus escasísimas pertenencias, por la fuerza del agua y morir por el impacto de la corriente. Berta nos había contado que la ayuda social estatal intenta sacarlas de esos lugares, pero ellas vuelven a recaer pues es muy poderoso el reclamo de sus familias de origen. Da la impresión que la ayuda social estatal es hipocritilla y sólo pretende cubrir expediente, lavarse la cara con estos marginados sociales, (como tengo yo escuchado de la ayuda social estatal española, por parte de las trabajadoras sociales de los Institutos donde he impartido clase y que lo han reflejado así,). El caso es que no se comprometen totalmente las Instituciones estatales a sanar desde lo más hondo las causas que generan y encallan crónicamente estas situaciones tan deplorables: barriadas desangeladas, personas abandonadas a sus adicciones: drogas, alcohol, niños que no van a la escuela, esperando al padre, que llega tarde, de noche, borracho, con violencia de género y abusos de fuerza bruta. Con el consiguiente absentismo escolar del niño de este tipo de familias, padeciendo un inocente las responsabilidades olvidadas de toda la sociedad, sobre todo, la más pudiente, la que más podría remediar lacras de este tipo si se lo propusiese desde el sentimiento de Unidad global que formamos todos.
¿Cómo ayudar de manera más fructífera para erradicar estas problemáticas? Pues, se me ocurre a mí, a bote pronto, otorgando más solvencia económica a buenos y éticos Proyectos de desintoxicación, invirtiendo más en Educación de calidad para todos, especialmente, para los más desfavorecidos, como las mujeres que apenas saben desempeñar un oficio y se someten a todas las vejaciones imaginables o inimaginables para nosotros por falta de horizontes más alentadores. Prepararlas para que puedan ganarse la vida dignamente, entre otras medidas de apoyo y desarrollo social que podamos aportar entre todos, los que vivimos en sociedades más prósperas y avanzadas, implicándonos hasta los tuétanos.
Rafael nos cuenta su experiencia de intercambio desde el obispado en los años anteriores a venir a estudiar su Licenciatura en Teología en España y sus contactos con agrupaciones, asociaciones que ayudan a niños de la calle. Me llama la atención y por ello os destaco, lectores míos, conocer el síntoma de que un niño padece violencia doméstica, trasmitido por Rafael: es un niño inquieto, nervioso al que le cuesta concentrarse en las clases o en cualquier actividad didáctica y hasta lúdica que se le proponga.
Tras mucho hablar y hablar, compartiendo anhelos profundos y humanísimos, Yolanda nos acompañó amablemente por Puente Piedras hacia las 21’30 horas, de regreso al microbús, tras enseñarnos con más detalle el resto de instalaciones que no habíamos conocido, como la Biblioteca y su ordenación para uso y disfrute de los niños, que no es que lean demasiado, nos dice, pero ahí encuentran muchos materiales que necesitan y el ambiente idóneo para estudiar y trabajar.
Nos comparte esta consideración: que por muy pobres que seamos nosotros, siempre tenemos más recursos que esta gente. A ella la cuidan ante una enfermedad, desde España su familia, su congregación religiosa, por ejemplo, pero esta gente humilde apenas tiene recursos económicos para casi nada.
No obstante, son muy creativos como don natural- y lo avalan tanto Yolanda como Rafael-.
Sería, pues, muy interesante, apoyar a las comunidades para que sepan ellos encontrar sus formas de autofinanciación.
También nos confiesa Yolanda lo duro que resulta a veces este trabajo, y que, por supuesto, como humanos y barro que somos, vulnerables, al fin y al cabo, pues pasa por crisis en las que se plantea qué es lo que hace ella aquí. Las supera gracias a su fe y a su vocación de entrega a los demás, principalmente, y aquí se mantiene, con alguna que otra fluctuación de ánimo, que es lógico que se produzca, negarlo no sería dar un a visión realista de la crudeza por la que se pasa en trabajos, misiones, tan complejas como esta.
Mientras caminamos por la oscuridad de las calles observo que todas ellas tienen mucho polvo en el suelo. De vez en cuando asoman esos carritos adaptados, provenientes de motos, con otras dos ruedas más para llevar pasajeros, y su mampara protectora de plástico adormada más o menos según posibilidades; llevan dos o tres personas, no pueden con más, por supuesto. Se emplean para pequeñas distancias, en el mismo distrito o barriada, pero no ruedan por la autovía.
Para el día siguiente quedamos a las diez en la Plaza de san Miguel. Desayunamos el sábado de lujo ( como estaba previsto, para compensar un poco el ambiente más precario en el que nos habíamos imbuido estos días anteriores) en el Coffy Starbuk, estilo europeo, como el de cualquier capital o ciudad nuestra.
Durante el desayuno le planteamos a Yolanda mi problema de sangrados nasales. ella considera necesario que vayamos al hospital. La consulta con el otorrino cuesta 200 soles. Según Rafael los pobres no se pueden permitir el lujo de enfermar y pagar estas cantidades. El médico se muestra muy educado, serio y correcto en su trato conmigo; me cauteriza las heridas con algodón humedecido en líquido químico.. Fue bastante rápida la gestión médica. Nos desplazamos después a la Agencia de los amigos de Yolanda y allí compré un collar de semillas naturales multicolor de los de la ONG. El amigo de Yolanda nos recomienda para comer el restaurante El Mordisco. Lo pasamos muy bien. Comida superabundante. Estaba lleno de limeños. La camarera se llamaba Marlene y era muy agradable. Nos hicimos foto con ella y también fotografiamos los platos típicos: el ceviche de marisco, en especial.
La comida que sobra, los pescaítos fritos- imposible dar cuenta de ellos en la comida- nos los ponen en tupperware pues la comida en Perú no se tira, en ambiente pobres sería un delito, casi.
Rafael graba bastante conversación de Yolanda mientras estamos de sobremesa con la cámara digital , todo discreto, para lograr inmortalizar como testimonio que aportar a los amigos y conocidos en España, esa frescura y naturalidad tan propia de nuestra anfitriona, sobre su trabajo como misionera muy comprometida, que tantos adeptos puede cautivar.
Después de la comida Yolanda nos propone varias cosas y elegimos ir al parque del Agua, de reciente inauguración en Perú, creo que se ha inaugurado hace tan sólo un año, más o menos..
Por la mañana habíamos visitado el mercado y grabamos todos los efectos coloristas con la cámara, imbuyéndonos de la riqueza de fruta, verduras y hortalizas de este gran país, rico en agricultura y de los que Yolanda está empapadísima ,de conocimientos de todo tipo sobre esta nación, como podréis suponer.
Yolanda nos cuenta que ha llevado en otra ocasión a los niños y logró la entrada para ellos gratis en este cuidadísimo parque del Agua. Nos cuenta que también ha logrado llevarles a la playa con sus madres y que las mamis se lo pasan genial cuando organizan salidas, como han sido, sólo con ellas, a la Biblioteca central, a Parques, etc…
En este parque precioso estuvimos como desde las seis de la tarde hasta las 20’30 horas.
Pasamos por el puente de los deseos, una fuente iluminada, con chorros en arco, bellísima. Primero pasé con Yolanda y pedí amor, capacidad de amar, le pedí mucha ayuda a Dios. También le pedí desarrollo de mi capacidad de fidelidad y compromiso afectivo.
Luego, pasé por el mismo puente con Rafael. Pedí con más intensidad si cabe la fuerza y ayuda para acoplarnos y amarnos ambos dos en este Proyecto de búsqueda de apoyo a la infancia más abandonada, desde nuestro apoyo , comprensión, tolerancia y respeto mutuo, pese a las dificultades y obstáculos que temo nos asaltarán en el camino que recientemente estamos empezando.

Este es un parque cuidado con una exquisitez bárbara, casi increíble. Está prohibido pisar el césped y despliegan una vigilancia exhaustiva para lograrlo. Si alguien pasa, enseguida pitan los del personal de mantenimiento de los jardines ¡Sorprendente!
Disfrutamos como niñas en la fuente de los chorros de agua que suben y bajan de manera imprevista, desde el suelo, como creando muros, celdas, prisiones, desde las que hay que salir y entrar con suma habilidad. Nos lo pasamos como enanos, con nerviosismo por si nos pillaban los chorros de agua y nos calaban, ya que en Lima es invierno y yo podría acatarrarme gravemente. todos los chorros y fuentes disfrutan de música clásica a su alrededor y se disfrutan bellísimos conciertos.
En una de las fuentes, con nombres sugerentes y aspecto divino y sensual a la vez yo me he puesto a danzar con mis típicas danzas cuasi tribales de ritual a la madre tierra, a la lluvia, a la luna y a la expresión del disfrute de sentirme conectadísima y parte de todo el cosmos.
Me han grabado, un tanto disimuladamente, un grupo de chavales jóvenes, impresionados de mi naturalidad y desinhibición para los bailes medio religiosos, medio sensuales, a mi edad, ya talludita, aunque de buen ver aún, que conste….

Cuando finalizamos de descubrir y gozar por todo el parque de fuentes magníficas, como tenemos mucha sed Yolanda nos quiere invitar en una juguería.
Allí disfruto por primera vez con la Llapa( el extra).
Esta palabra alude a la costumbre peruana de regalar, obsequiar al cliente en los establecimientos con un plus, un extra del producto consumido, sobre todo, esto se practica con las bebidas.
Mientras saboreamos unos jugos exquisitos en una juguería muy especial que propone Yolanda, Rafael nos ameniza el llantar con una refrescante y chisporroteante anécdota: Cuando estaba recién llegado a Bilbao entró en un bar para tomar un refresco, como le supo a poco, pidió un aumento o ampliación, convencido que este sería gratuito, un añadido extra, generoso, como es la costumbre peruana, pero hete ahí su chasco y su cara de alelado, pobrecito él, tan ingenuo, cuando le cobraron dos consumiciones, no daba crédito a lo que veían sus ojos, y hasta replicó, convencido que las costumbres tan generosas peruanas estaban extendidas, propagadas, por doquier, en todo el orbe terráqueo….¡Ay! infelice mío! suspiro yo, medio en broma, tomándole el pelo por su candidez tan conmovedora dado lo que escasea hoy en día esta virtud.
Finalmente, nos despedimos de Yolanda hasta el próximo reencuentro, con el que finalizaremos nuestra estancia en Lima y en el Perú, por este año.
Previamente, Yolanda nos había expresado su deseo de venir a conocer Madre de Dios, si es que las circunstancias se lo permiten.
Quedamos en comunicarnos con ella en esas fechas por mail o usando los locutorios telefónicos.
Nos comenta que tiene que organizarse y sopesar su presupuesto, si le llegan las pelas y demás. Ha sido muy generosa con nosotros, por el tiempo y el amor que nos ha dedicado, además de por invitarnos a la entrada al parque y al jugo, creo, además. ¡Menos mal que la pudimos invitar a la comida!

Yolanda, energía sana, sanota, desbordante, simpatiquísima, abierta, expansiva, supersonriente.
Yolanda , trascendido su yo, se vuelca, generosa, espléndida, con mucha cordura y justa autoestima. Yolanda, valiente y abundantísima de sueños, de planes y proyectos.
Si te descuidas, Yolanda te lleva en “volandas”.
Fértil vida, cálida alma. Yolanda tiene energía para dar y tomar. Yolanda, carisma de dirigente, hábil organizadora de variadas tareas. Su esencia, puro aroma, aroma de rosas y azahares. Yolanda, alegría a raudales, que salta y sale hasta por los ventanales.

Viernes, 24 de julio del 2009.

Lima. Perú.

Ana-Isabel de Hita Martínez.