El viejo elefante.


Cuenta la leyenda africana que el viejo elefante recorre los antiguos senderos demasiado solo.
Anhela descubrir un nuevo y brillante amor que él pergeña y fantasea hallarlo elaborado a la altura de sus expectativas y necesidades propias, que lo acompañe de cuando en cuando por sus veredas archiconocidas, por su solitario transitar en la enorme jungla en la que él es temido y respetado por su enorme peso y su formidable tamaño, por su soberbio carácter, idóneo para el liderazgo que él lleva ejecutando y representando durante muchas décadas ya de impoluto poder en este su mundo de competitividad absoluta.
El viejo elefante no quiere soltar aún su cetro y su corona; ser el animal más temido y respetado de la selva conlleva unos privilegios que no son fáciles de soltar a la ligera.
Su rol ha sido marcado hace tanto tiempo que ¿Quién se lanza a indagar por otros mundos más internos y comprometidos?
-Comprometidos consigo mismo- le susurra su conciencia interior.
El fascinante mundo de la indagación interior que puede poner en entredicho todos sus logros, todos sus triunfos, socialmente aclamados y aplastantes para cualquier rival potencial…

El viejo elefante solitario no quiere volverse loco en este nuevo estadio de su vida.


No obstante, la vida y su sabio ritmo lo va llevando hacia el destino natural tras cualquier trabajo, entre ellos, el de reinar en su hábitat particular: La jubilación.

JUBILACIÓN, palabra hermosísima con sus semas de júbilo, gozo sumo, exaltación ferviente, placer y disfrute que, por desgracia, se tiñe de connotaciones sociales negativas que la aprisionan: decadencia, postración, invalidez, enfermedad, anulación, pérdida de prestigio y consideración social.

-Reivindica, activa, espolea la significación positiva de la JUBILACIÓN – le susurra al elefante su maestro interno.
La jubilación es un estado, que potencia un espacio de capacidades ilimitadas para emprender la Realización más plena, la del Amor, la entrega, la proximidad a los seres cercanos que la vida va colocando en tu camino para que te des cuenta de la belleza del Encuentro.
Del encuentro con seres necesitados de tu Amor, tu comprensión, tu protección y ayuda.
El elefante independiente y solitario empieza a vislumbrar, comienza a intuir que tal vez, aún hay algo con lo que disfrutar a pleno pulmón en la vida: la entrega generosa, la escucha atentísima al nuevo presente que le rodea, a todos los seres del Universo.
Ya no necesita demostrar nada a nadie. Sólo escuchar atentamente con sus enormes orejas milenarias la voz del silencio, del recogimiento interior que le llevará al Servicio verdadero, al de la aproximación sin límites al corazón de la Tierra, que es el corazón latente de los desesperanzados, de los que se quedaron atrás en el Camino de la jungla peligrosa, tal vez perdidos o enmarañados entre las ramas y ciénagas de la hipocresía social que se enreda de forma asfixiante con su honestidad impecable e irrenunciable.
De estos éticos ropajes no han querido desprenderse estos aparentemente “desnortados” ni para sobrevivir.
Ellos no lamentan no haber podido avanzar en esa jungla brutal del asfalto deshumanizado, recalcitrantemente individualista que lleva inconscientemente a sacrificar el aprecio a la Comunidad.
No han querido pagar ese precio para reinar bajo esos dictados de poder insensibilizador.


Al viejo elefante aún le quedan fuerzas, fuerzas y coraje para reconocer su exceso de altivez.
A través de sus fuertes patas ha dejado penetrar la voz de las raíces verdaderas de la Madre Tierra y ha asumido la vulnerabilidad de todo lo existente.
Ha parado, por fin, a descansar, a reposar, a meditar, a escuchar su aliento amoroso y desde allí, tras esa calma, tras esa parada que no era todavía la definitiva e inexorable del cementerio de elefantes donde acabaremos todos para transmutarnos en otras energías, allí, en esta otra parada reflexiva más evolutiva, el viejo elefante se está convirtiendo en el gran elefante sabio, querido, aceptado y asumido por sí mismo, además de por el resto de su Comunidad, el Universo todo y todo lo creado, reconociéndose valioso sólo por el hecho de ser, por su mera presencia.

Y este elefante sabio se va llenando de aire potenciador, de prana vital y se prepara para lanzar a los cuatro vientos, con su trompa triunfal su mensaje optimista.
-Desde la libertad del Alma, me entrego, me lanzo a sentiros, a permanecer con vosotros y ayudaros, mi Servicio es este, constatar la Buena Nueva; somos inmortales, sin principio ni fin; seres redimidos por el Amor, para el Amor creados.



Y desde entonces, cuenta la leyenda que la piel dura de todos los paquidermos de la Tierra empezó a reblandecerse; ya no necesitaban protegerse con capas ni corazas ficticias.
Su fortaleza interior y su templo sagrado les amparaba de lodos, polvos, moscas y demás parásitos adherentes y advenedizos que antaño, en las épocas del desconocimiento, les cubría de ese tono tan grisáceo, sucio, denso e impenetrable.
Ahora su gris se va metamorfoseando en blanquecino, brilla y lanza destellos de perla pura porque se ha abierto al Autoconocimiento.

Y así, trascenderá en los nuevos siglos venideros el espíritu del sabio elefante que guarda memoria indeleble de todo lo acaecido en su fructífera vida.

Ana de Hita Martínez.

24-septiembre 2007.
Tren Altaria Pamplona –Madrid.
14-16 h.